El Parto Normal: el proceso fisiológico
Autora: Mireia Marcos
Basado en mi experiencia profesional (y personal).
2009 – revisada en 2020
El parto, o el nacimiento, es el final del proceso de creación de una nueva vida, y el comienzo de la maternidad. Por eso la atención de todo el mundo está puesta en el parto, aunque lo más importante es lo que ocurre antes y después.
El bebé sano, que recibe todo lo que necesita de su mamá a través de la placenta, y que se siente acompañado por ella, estará bien equipado para superar todos los obstáculos del nacimiento, encontrar el camino adecuado, realizar los movimientos necesarios con su cabecita y sus hombros, adaptarse a la estrechez del canal con el movimiento de sus huesos y tolerar los momentos en los que no le llega tanto oxígeno; también se adaptará mejor al medio exterior, expulsando las mucosidades y respirando, y pronto encontrando el pezón y mamando.
Una gran parte de todo esto depende de su mamá, que es la responsable de estar lo más sana y consciente posible para ofrecerle todas las posibilidades a su bebé. Además, estando sana ella también podrá producir las hormonas necesarias para que el parto progrese espontáneamente. La comunicación que tenga con su bebé depende de ella, de la atención que le preste, de su conexión con el propio cuerpo. Por eso cuando más consciente sea una mamá, más ayuda recibirá el bebé. Si una madre sufre mucho estrés en el parto el bebé se paralizará de miedo y no podrá actuar, pero mucho peor será si la madre ha tenido este estrés durante todo el embarazo, porque entonces el bebé además tendrá carencias básicas en su fisiología que le debilitarán.
Así que cuando el día del parto los médicos dicen a la madre que al bebé le falta oxígeno, que hay “sufrimiento fetal”, no es solamente por la posición en la que obligan a estar a la madre o por la oxitocina, es posible que este bebé lleve un tiempo largo “sufriendo” y esté claudicando en cuanto hay demasiado reto para él.
No todo depende del parto.
Cuando eliges el lugar y los profesionales, eliges el cuidado que vas a recibir. Los profesionales no cambian de costumbres por una madre, no pueden.
El día del parto, ya es demasiado tarde.
Todo lo que respecta a tomar la decisión de dónde parir, con quién, conocer las opciones, etc. se tiene que haber hablado durante el embarazo.
EL COMIENZO DEL PARTO
Es el final de un ciclo de nueve meses, o de 41 semanas. El parto normal sucede entre las 37 y 42 semanas.
Si ocurre antes de las 36 semanas, se considera un parto prematuro. La criatura podría estar inmadura para la vida extrauterina y puede requerir cuidados especiales. A pesar de todo, sólo con el calor y la leche de su madre los prematuros mayores de 33 semanas suelen estar bien.
Si ocurre después de las 41 semanas, se considera post-término en nuestro entorno médico-social, aunque en realidad se debería considerar post-término a partir de las 42+2 semanas, si siguiéramos la evidencia científica y no las tradiciones. No afecta a la salud del bebé, la placenta no “envejece”, estadísticamente ocurren muertes intrauterinas inexplicables tanto a las 37 semanas como a medida que avanza el embarazo.
FASE LATENTE (o pródromos):
Hay un cambio hormonal justo antes del parto, disminuye la progesterona y empieza a segregarse oxitocina a niveles bajos. Por eso muchas madres experimentan diarrea o simplemente menos estreñimiento antes del parto, y es una señal de que está cerca. Las mamás sienten la necesidad de tenerlo todo a punto, las cosas de la casa, la ropita, la comida, hacer compras, que los hijos mayores estén bien. Se llama el síndrome del nido.
Mucho más evidente, la salida del tapón mucoso, que a veces parece simplemente flujo vaginal, suele salir como una gelatina manchada con sangre o roja o marrón.
Muchas mamás sienten como un dolor “de regla” que va y viene, sobretodo cuando ya han tenido bebés antes. También notarán que las contracciones indoloras de “Braxton-Hicks” son más frecuentes y más duras. Algunas madres pasan varias noches con contracciones molestas antes de ponerse de parto.
Pocas veces se rompe la bolsa de aguas sin que haya contracciones de parto. Cuando ocurre, el 80% de mujeres se pone de parto espontáneamente en las primeras 24 horas. Y el resto en las siguientes 48h. Se trata de esperar.
Puedes escuchar música relajante, hacer respiraciones (si las conoces de Yoga, o de Rebirthing), tomar un baño, recibir masajes… y por lo demás haz vida normal. Salir, comer, ver una peli de risa, tener intimidad con tu pareja. Una mujer que se espera atenta a ver si empieza el parto, no se pondrá.
FASE DE PREPARTO
El preparto empieza cuando hay contracciones uterinas que ya son molestas o incluso dolorosas. Estas contracciones son irregulares al principio, y progresivamente se van haciendo más regulares, (por ejemplo cada 10 minutos, o cada 6 minutos), duran alrededor de los 30 segundos, y la madre es capaz de hablar durante la contracción, aunque normalmente tiene que dejar lo que estaba haciendo e inclinarse un poco. Suelen soplar o respirar más fuerte durante el pico pero enseguida vuelven a estar bien.
En las multíparas a veces esta fase es muy corta o inexistente. Pero las primigrávidas pueden llegar a tener prepartos muy largos, de muchas horas o incluso varios días.
Lo más importante es saber distinguir el preparto del parto. Muchas mujeres van al hospital cuando aún están de preparto, y por ello terminan con innumerables intervenciones. No siempre es necesario hacer un tacto vaginal y conocer la dilatación para saber la diferencia.
Una mujer con mucho miedo y ansiedad suele creer que el preparto ya es parto, porque está tan tensa que las contracciones por suaves que sean le causan un gran estrés y siente mucho dolor. Se nota por su expresión facial, el brillo de pánico en sus ojos (que no existe cuando la mujer está realmente de parto), gritos estilo peli de terror, respiración entrecortada, los hombros casi le tocan las orejas, y se protege con los brazos la barriga como si tuviera una gastroenteritis. La frecuencia de las contracciones puede variar entre cada 15 o 10 minutos o cada 5 minutos, y duran unos 30 o 50 segundos. Seguramente esta mujer está tan sólo de un centímetro de dilatación aunque las tenga cada 5 minutos durante horas.
Un sólo gesto puede solucionar esta situación y transformar la experiencia de la mujer de terrorífica a bonita o incluso agradable. Una persona que le transmite seguridad y confianza que le mire a los ojos, le de la mano y empiece a respirar con ella de forma más profunda, oxigenando, llenando. No es necesario respirar despacio, la respiración rápida de rebirthing (rápida y profunda) es muy buena cuando se sabe usar. Se trata de seguir el ritmo de la mujer y darle más profundidad.
Normalmente, si la mujer está relajada, tranquila, en su entorno y con intimidad muy pronto el preparto pasará a ser parto progresivamente, y su cuerpo hará el resto. Durante las contracciones se inclina un poco, respira profundamente, y pronto está sonriendo y muy feliz de tener esta pausa maravillosa, en la que las endorfinas se van apoderando de su cuerpo y su mente. En esa pausa, si es prolongada, puede hacer muchas cosas, puede pasear, ir a comprar, ver la tele, hacer el amor, bañar a su hijo mayor, cocinar, dormir, comer… y cuando viene la siguiente se detiene unos segundos y otra vez.
Un buen masaje en los hombros, o una sesión de reflexología para relajar… en caso de un preparto lento y errático se puede estimular con reflexo o acupuntura para que vengan más contracciones.
La utilización del TENS es muy útil para las mujeres que necesitan sentir que llevan el control de la situación, que somos la mayoría que leemos este tipo de información, especialmente en el preparto.
FASE ACTIVA DEL PARTO: LA DILATACIÓN
Hasta ahora la cabecita del bebé estaba apoyada, o encajada en la entrada de una cueva muy calentita llamada pelvis. La entrada es ancha y ahí se está cómodo aunque tenga que apoyar la coronilla contra una zona un poco dura. Cuando las contracciones se hacen más potentes su fuerza mecánica va empujando al bebé hacia abajo y no tiene mucho espacio, lo que le obliga a buscar más abajo. Además la compresión hace que durante esos segundos le llegue menos sangre por el cordón umbilical. Cuando no hay contracción el bebé intenta recuperar el espacio y “respirar” por el cordón, moverse un poco… pero llega un momento que la cabecita está bastante encajada en un túnel más estrecho porque ha descendido unos centímetros en el canal de parto. La zona dura que antes tocaba con la coronilla se está abriendo lentamente, es como si se intentara poner un jersey de cuello alto muy estrecho. Se trata del cuello del útero que se va dilatando gracias a la fuerza motriz de las contracciones, que ahora duran más de un minuto y son muy frecuentes, entre cada 4 – 5 minutos y cada 2 – 3 minutos.
El bebé oye los gemidos de su madre además de sentirse “estrujadito”, y siente las emociones de su madre. Necesita sentirse acompañado en este proceso para realizar los movimientos adecuados y para evitar situaciones que podrían poner en compromiso su bienestar, como la falta de aporte de oxígeno por el aumento de adrenalina y la salida de meconio, caca que hace el bebé como reacción al pánico o a la falta de oxígeno. El miedo también paraliza al bebé y le neutraliza. Por eso es tan importante que la madre esté tranquila y no tema por su vida o integridad, para trabajar en equipo con su bebé.
Esta fase puede durar desde media hora a 24 horas o más, lo habitual es que dure entre 6 y 12 horas las primíparas y entre 2 y 6 horas las multíparas.
Las comadronas decimos que una mujer está de parto cuando tiene estas contracciones fuertes, duraderas y frecuentes, contracciones que realmente hacen bajar al bebé y dilatar y que van a más. Hoy en día las comadronas de hospital solamente diagnostican el parto con un tacto vaginal. Consideran que a partir de los tres centímetros en adelante ya es parto. Cuanta más experiencia tengan más recursos tendrán, y seguramente sabrán que aunque esté de tres centímetros, si no hay contracciones regulares, sigue siendo preparto y la mandarán de vuelta a su casa. Pero muchas veces tanto la mujer como la comadrona o el ginecólogo creen que está de parto cuando no lo está. Es el problema más común.
En realidad el número de centímetros de dilatación no es tan importante. A veces una mujer está de 5 centímetros, se le para el parto por el motivo que sea y hasta al cabo de 4 horas no vuelve a ponerse y seguir dilatando, por poner un ejemplo entre miles.
Las comadronas de parto en casa o con experiencia en parto natural nos fijamos más en otros detalles, como el sonido que hace la madre durante la contracción, las posiciones que escoge, su expresión facial, su forma de beber, el olor que desprende, la forma de su pelvis y de la rabadilla, e incluso la línea púrpura que va subiendo desde el ano hasta la rabadilla. Hay un signo inequívoco de que una mujer ya está en la fase de parto “de verdad” cuando está aún en su casa: está completamente desnuda salvo por unos gruesos calcetines.
Todo este conocimiento no se aprende leyendo sino acompañando a docenas o cientos de mujeres, es normal que al principio nos equivoquemos todos.
La fase de dilatación termina cuando ya ha dilatado 10 centímetros el cuello del útero. En realidad no es que lo midamos: decimos que está “completa” o dilatada del todo porque ha desaparecido el cuello completamente, de tal forma que la cabecita del bebé está en el canal vaginal y sólo falta que descienda por el canal de parto hasta la salida. Para hacer eso necesitará algo más que las contracciones que ha tenido hasta ahora. Necesitará pujos.
Las aguas
Muchas mamás rompen aguas durante esta fase, ya que la presión de las contracciones con la cabeza del bebé empujando hacia abajo hace un efecto como de “petar un globo”. Las aguas son de color transparente o amarillento, pero a veces aparecen rosadas porque sale tapón mucoso con ellas. Tienen un olor característico, dulzón, parecido al del semen. No es necesario haber roto bolsa para estar de parto. Algunos bebés nacen con la bolsa entera. Los bebés no se quedan sin agua por dos razones: porque con la cabeza hacen de tapón y no dejan pasar el resto, y porque el cuerpo sigue produciendo más agua.
Si las aguas son de color verdoso o marrón (meconio) es importante informar a la comadrona cuanto antes, ya que puede ser síntoma de pérdida de bienestar del bebé.
El dolor en el parto:
La mujer que está en fase de dilatación está haciendo un esfuerzo físico aunque no lo parezca, suele sudar bastante y tener mucho calor. Para tener esas contracciones tan fuertes que hacen que su barriga se ponga dura como una piedra necesita que las hormonas hagan su trabajo. Es normal que sienta algo de dolor durante cada contracción, ya que el útero actúa como un músculo al máximo de su esfuerzo. El dolor en parte tiene relación con una leve falta de oxígeno en los tejidos durante ese ejercicio. Por eso una buena oxigenación, respirando profundo y frecuente, disminuirá la sensación de dolor y aumentará la producción de endorfinas, que hacen sentir placer además de aliviar el dolor. A veces la mujer está como “colocada”, y sonríe como si estuviera borracha. El dolor también tiene una finalidad, nos alerta de que algo está pasando y nos obliga a dejar lo que estábamos haciendo y buscar un lugar seguro (si no, pariríamos en la cola del supermercado). Una vez hecho esto, debería ser un dolor fácilmente tolerable.
Sin embargo gran parte del dolor es debido a las resistencias inconscientes que tenemos, que provocan tensiones en zonas del cuerpo que ahora necesitan abrirse y les cuesta ceder. El miedo es el gran causante del dolor en el parto, ya que nos hace cerrar, protegernos como si esto fuera una amenaza del exterior en lugar de un milagro desde nuestro interior. Hace que segreguemos adrenalina, la hormona que nos ayudaría a huír del peligro o reaccionar ante un ataque. La adrenalina puede hacer que las contracciones sean vividas como espasmos extremadamente dolorosos, algunas mujeres hablan de tortura, de horror, ya que además corta el suministro de endorfinas. Si una mujer no logra manejar su miedo y sus tensiones, puede bloquearse teniendo contracciones dolorosas durante horas que no progresan ni dilatan, o incluso haciendo que se paren las contracciones por completo. La mayoría de estas mujeres te contestarán que no tienen miedo, que no saben cuál es el problema, y lo asimilarán como algo que no depende de ellas. Tan poderoso es el subconsciente.
Muchas mujeres espontáneamente y sin saberlo hiperventilan en el parto, y luego algunas nos cuentan que han revivido su nacimiento al mismo tiempo que parían. Después del parto, si todo ha ido muy bien, las mujeres no lo recuerdan como especialmente doloroso.
Todas tenemos “algo”, un recurso muy personal, que nos puede ayudar a transformar la experiencia del dolor a intensidad y poder. Es importante encontrar ese “algo”, conocernos a nosotras mismas. Puede ser un gesto, un movimiento, un pensamiento, un mantra, una respiración controlada, ver u oír algo que te ayuda… cualquier cosa.
Qué necesita la mujer de parto (desde el principio de los tiempos):
- Silencio
- Oscuridad
- Tranquilidad
- Seguridad
- Movimiento libre
- Beber y comer ligero con frecuencia
- Descansar cuando pueda
- Apoyo incondicional
- Masaje si quiere
- Sin límite de tiempo
Cómo ayudar a tu pareja en el parto:
La mujer que se siente observada no puede parir. Nuestra presencia es importante como apoyo, pero en los partos en casa las comadronas nos solemos apartar de la escena o intentamos hacernos invisiles para no interferir. Puedes ofrecerle masaje y estar atento por si ella lo rechaza en algún momento, no insistir. Ponerle un vaso con agua a la vista en lugar de decirle “¿Quieres agua?” en plena contracción. Ante la duda, mejor no decir ni hacer nada. Ella sólo necesita tu presencia. Si necesita algo más, te lo hará saber.
FASE DE PUJOS (o “expulsivo”)
Transición
Entre la fase de dilatación y la de pujos hay una “mini fase” que se llama transición. En los partos rápidos dura pocos minutos, en los lentos hasta horas a veces. La mujer está dilatada pero no empuja, tenía contracciones potentes cada 2 minutos y ya notaba ganas de hacer caca y ahora tiene sueño y le vienen más espaciadas y flojas, se duerme, y no empuja, o sólo un poquito sin ganas. Sin embargo está incomodísima y eso la inquieta, puede que sienta que se le hace eterno, que no va a poder, que unca conseguirá parir. Es muy importante respetar esta fase y dar todo nuestro apoyo, porque la criatura está preparándose para el último salto y ambos necesitan adaptarse.
Pujos
La mujer continúa teniendo contracciones muy fuertes y duraderas, de minuto o minuto y medio, cada 2 o 3 minutos, así que apenas puede descansar. Sus sonidos son como rugidos animales, como el canto de la ballena, y suenan incluso muy sexuales. Al final de cada contracción hace un gruñido que recuerda a alguien que hace fuerza para hacer caca. Seguramente en algún momento habrá dicho que nota presión en el ano, que tiene caca pero no consigue hacer, o que le duele el culo.
La cabecita del bebé ha descendido suficiente como para estar apoyada sobre el recto, de ahí la sensación, que le acompañará hasta el final. La mujer no empuja voluntariamente con los músculos del abdomen, no. Las contracciones no las puede controlar, vienen y se van. Del mismo modo con cada contracción llega un pujo o varios, son como espasmos hacia abajo, como arcadas de vómito hacia abajo, lo hace el útero sólo y la mujer no lo puede evitar. Si no es así, es que aún no está en la fase de pujos.
Cuando empuja, la mujer suele escoger posiciones de apertura, como en cuclillas, de pie con las rodillas un poco dobladas y apoyada en su pareja o en una mesa, de rodillas en el suelo o en la cama, pocas veces echada de lado. Nunca he visto una mujer elegir estar tumbada sobre su espalda para parir. La silla de partos va muy bien sobretodo cuando se cansan o les duele las piernas de estar en cuclillas. Cuando no tienen contracción a veces caminan y se mueven un poco o se duermen sentadas o semi-tumbadas. Son momentos muy silenciosos, no hay nada que hablar, los demás esperamos a la siguiente contracción.
Esta fase a veces dura unos minutos, y a veces varias horas. Lo normal es que con el primer parto vaginal dure más, y en los siguientes partos sea más corta. Los estudios actuales dicen que la duración de la fase de pujos es variable y no se debe estipular ni limitar como se ha hecho hasta ahora.
A medida que empuja la mamá, el bebé va descendiendo y llega a la entrada de la vagina. Comienza un momento muy emocionante ya que a partir de ahora cuando empuja se ve el pelito que asoma por la vagina. La madre tiene el ano completamente salido hacia afuera y dilatado, y un gran bulto abomba entre el ano y la vagina como si fuera a estallar en cualquier momento (que es la sensación que tiene la madre, aunque sepa que no va a ocurrir eso). Suele salir caca en esos momentos, de forma totalmente involuntaria, y nos avisa que veremos al bebé pronto.
Con cada pujo la cabecita asoma y luego se mete dentro, como una tortuguita tímida. Llega un momento que la madre empuja bien fuerte instintivamente y asoma un diámetro como el de una ciruela de cabecita y ya no se mete para dentro en reposo. A partir de ahora la madre nota cómo se le estira la piel de la vagina y le da sensación de quemazón. Es el famoso “aro de fuego”. Hasta ahora todo lo sentía en el ano, decimos que es como “cagar un melón”. Ahora nota cómo sale por la vulva y aunque es doloroso, la intensidad de las ganas de empujar y del momento hace que muchas madres no lo recuerden como doloroso. En estos momentos hay una reacción fisiológica en la que la madre ya no se duerme sino que está alerta, expectante, segrega adrenalina para estar lista para acoger al bebé cuando nazca. El bebé también está más alerta.
En los siguientes pujos la cabecita avanza y sale. Se le ve la carita llena de babas, arrugada, y pasa un minuto hasta que viene la siguiente contracción en el que el cuerpo aún está dentro y la cabeza fuera (A veces sale todo entero de una vez). Luego viene otra contracción, la mamá se recoloca instintivamente, se pone más alerta y empuja el cuerpecito hacia fuera. Recoge a su bebé y le abraza. Madre e hijo borrachos de oxitocina, endorfinas y adrenalina, se miran, se tocan y no existe nada más en el mundo.
Cuando nace el bebé la comadrona le seca un poco en brazos de su madre para que no se enfríe, entre todos se le puede ayudar a ponerse en una posición cómoda, y lo antes posible dejar a solas a la pareja con su bebé para que vivan su momento mágico. Todo lo demás puede esperar.
ALUMBRAMIENTO:
Es la última fase del parto. Quien crea que ya está todo, se equivoca. Falta el nacimiento de la placenta. La placenta debe salir para que el útero vuelva a encogerse y deje de sangrar. Suele tardar entre 5 minutos y media hora. Para parir la placenta la madre necesita exactamente el mismo ambiente que para parir. Silencio, oscuridad, tranquilidad… está abrazando a su bebé y no tiene por qué pensar en lo que falta por hacer, saldrá sola. Pero si se interrumpe el ambiente, si se pone a hablar por teléfono con su madre para contárselo, o alguien enciende las luces, o llegan los parientes, o nos ponemos a hablar en voz alta, no sólo ponemos dificultades para que salga la placenta sino que la madre podría tener un sangrado importante, ya que desaparece la oxitocina y se activa el neocórtex.
La comadrona conoce formas para estimular la salida si tarda mucho. Pero la más fisiológica es que el bebé se ponga a mamar, ya que la estimulación del pezón ayuda a segregar más oxitocina.
El cordón no se debe pinzar hasta que ha dejado de latir, es el pinzamiento óptimo (esperar a que esté blanco y fláccido). Se puede pinzar tras nacer la placenta. Mínimo se debe dejar 5 minutos, pero algunos cordones laten durante 10 o 20 minutos o más. El bebé así recupera sangre que le pertenece, y estará más sano. Piensa que durante el nacimiento todo su cuerpo ha sido estrujado y al salir suelen estar un poco pálidos o azulados (y mareados). Gracias al cordón que late, recuperan color en seguida (y energía). Cuando un bebé nace con vueltas de cordón, normalmente no tiene la menor importancia. En cuanto deja de latir el cordón, (y cambia por completo su circulación) es ese el instante en el que el bebé se convierte en un ser independiente y separado de su madre, capaz de respirar por su cuenta y de alimentarse del calostro. El acto de cortar el cordón es más cultural y simbólico que otra cosa.
Síntesis de la Fisiología del parto:
Fases del parto:
- Fase Latente
- Preparto
- Dilatación
- Transición
- Pujos
- Alumbramiento
Fase Latente:
Pródromos, síndrome del nido, diarrea, contracciones más frecuentes, cambios de humor.
Preparto:
Contracciones suaves, a veces molestas, irregulares pero cada vez más frecuentes, cada 20 o 10 minutos hasta cada 5 minutos, duración de 20 a 50 segundos. Duración variable.
Dilatación:
Contracciones fuertes, intensas, no puede hablar durante ellas, cada 4 – 5 minutos y cada vez más frecuentes, hasta cada 2 minutos. Duración más de un minuto. Entre 6 y 12 horas.
Transición: fase incómoda y del “no puedo”.
Pujos:
Contracciones muy seguidas y fuertes en las que siente ganas de empujar y de hacer caca, y sus sonidos son de pujo. Descenso del bebé, avance de la cabecita por la vagina, aro de fuego y nacimiento.
Alumbramiento:
Nacimiento de la placenta una vez que el cordón ha dejado de latir.
Quanta raó… tot va anar així pero accelerat jejeje… moltes gracies
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Que bé! a mi també em va passar, tot això però concentrat en tres hores jajajaja!!
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